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Durante décadas, el enemigo disfrazó su veneno en un formato “divertido”, “moderno”, “cultural”.
No necesitó disparos reales, solo píxeles.
No necesitó sangre literal, solo pantallas.
No necesitó gritos demoníacos, solo efectos sonoros que anestesian la conciencia.
Así nació la droga del nuevo milenio.
Los videojuegos dejaron de ser un pasatiempo. Se convirtieron en puertas espirituales, laboratorios de programación mental y herramientas del Nuevo Orden Mundial para moldear generaciones sin discernimiento, sin empatía, sin temor de Dios.
Las pruebas están en cada capítulo:
📍 Juegos diseñados para matar, violar, controlar.
📍 Jóvenes que no distinguen la realidad de la ficción.
📍 Masacres escolares que comenzaron con una consola.
📍 Pérdida de sensibilidad, explosiones de ira, espíritu de muerte.
📍 Control Illuminati disfrazado de entretenimiento.
Detrás del joystick se esconde un espíritu.
Muchos niños no pueden pasar más de 2 horas sin “jugar” porque su sistema nervioso ya fue hackeado.
Pierden control, lloran, golpean, gritan. Sus ojos están fijos, sus cuerpos tensos, su alma desconectada.
Y lo más grave: jóvenes esclavos de esta droga digital han terminado convirtiéndose en asesinos.
Han entrado a sus colegios con armas, disparando a sangre fría contra compañeros, maestros, amigos.
Han dejado cartas, mensajes o perfiles de redes sociales donde se confesaban adictos a videojuegos violentos.
Y todo comenzó… con un regalo inocente de cumpleaños: una consola. Un “divertido” shooter. Un juego de guerra.
El diablo no necesita poseer cuando puede programar.
Hay testimonios de libertad. Hay jóvenes que salieron. Hay padres que luchan.
Y hay un remanente que aún escucha la voz de YAHWEH diciendo:
“Despierta, tú que duermes, y te alumbrará el Mesías.”
Este libro no es un cierre. Es una misión.
Y tú que lo leíste, no fuiste llamado a ser espectador... sino libertador.
Los juegos están contaminando.
Los niños están siendo marcados.
Pero tú fuiste marcado con fuego santo para traer libertad.
Pastor José Cubillos
Ministerio Familiar Teshuvá – De regreso a casa
“Levanta una generación que no juegue con la muerte, sino que viva para la gloria del Rey.”