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Qumrán, Cueva 11, Manuscrito 11Q13.
En este rollo oculto durante siglos en las arenas del desierto, emerge una figura gloriosa y celestial que desafía las categorías religiosas tradicionales: Melquisedec, no solo como rey de justicia, sino como una figura mesiánica exaltada, juez divino y libertador escatológico.
Lejos de la imagen silenciosa de Génesis o la mención poética de los Salmos, en este documento esenio, Melquisedec aparece como el agente principal de YAHWEH para el “Año del Jubileo final”, el gran Día de la Expiación en el que Él liberará a los cautivos del pecado, juzgará a Belial (Satanás) y reclamará el Reino de los santos.
El rollo 11Q13 muestra que los esenios esperaban a un Mesías sacerdotal celestial según el orden de Melquisedec, distinto al Mesías hijo de David. Para ellos, este ser tenía autoridad divina para liberar, perdonar y juzgar. Esta imagen se alinea con el libro de Hebreos, donde Yeshúa es declarado Sumo Sacerdote eterno según el orden de Melquisedec (Hebreos 7), no por linaje humano, sino por juramento divino.
Este hallazgo confirma que el mensaje de los evangelios no fue una invención del siglo I, sino la manifestación real de una esperanza antigua preservada por el remanente fiel.
El rollo de Melquisedec no solo es un documento antiguo… es una señal escatológica.
Anuncia que viene un Jubileo, que Belial será juzgado, que el remanente será liberado.
Yeshúa no vino simplemente como cordero; vendrá como Melquisedec celestial, a ejecutar justicia sobre las naciones.